Astillas: Influenza, ¿disfraz de crisis?

Jaime Carmona Huerta, médico con maestría en farmacología y doctorante en la misma especialidad, escribe: “Las cifras de la influenza al 29 de mayo a las 9 horas son: 5 mil 29 casos confirmados de influenza AH1N1, con 97 defunciones confirmadas por el mismo virus (cifras dadas por el secretario de salud), lo cual permite, con cifras sacadas de datos anteriores, señalar que la tasa de mortalidad es de 1.92 por ciento y la de prevalencia (morbilidad) de 0.005 por ciento. La tasa de mortalidad indica el porcentaje de muertos que hay dentro de los que enfermaron, y, como la mortalidad es una incidencia, se puede inferir también (y expresar) que de todos los que vayan a enfermar sólo 1.92 por ciento morirá (2 de 100). Ahora, la tasa de morbilidad indica el porcentaje de personas infectadas dentro de una población susceptible, y como 100 por ciento de los mexicanos fuimos susceptibles de enfermar, pues es una cepa nueva contra la que nadie tenía inmunidad (y las medidas tomadas para prevenir el contagio estuvieron escandalosamente erróneas, cerrando escuelas para que todos se fueran de vacaciones por todos los estados de México), entonces 100 millones de personas (mexicanos) son la población susceptible, teniendo entonces que se enferman 5 personas de cada 10 mil (la virulencia es muy baja, tanto que casi ningún médico enfermó en esta dizque ‘epidemia’: se calcula que su virulencia es de 6 por ciento, es decir, la probabilidad de infectarse estando en contacto con una persona infectada es de 6 en 100). Haciendo una comparación con otras enfermedades, por cada 10 mil mexicanos, con el dengue se enferman al año 40; de varicela, 300; de tuberculosis, 13 (como estos ejemplos hay decenas), y las muertes que estas enfermedades ocasionan son mayores que la ínfima tasa de 1.9 por ciento que presenta la mentada influenza. Yo sólo soy experto en medicina y no en política, pero tengo sentido común y esto me da mala espina. ¿No será que viene lo peor de la crisis económico-social para México y al final dirán que todo fue culpa de la influenza, y que no se puede hacer nada ante estos fenómenos de la naturaleza (de los cuales también tengo mis dudas de que sean al azar), que tenían todo controlado hasta que llegó esta influenza maldita? Ojalá me equivoque, pero, entonces, ¿por qué hacer tanto escándalo por un virus que casi no se transmite (tiene poca virulencia), casi no enferma y casi no mata?”… ¡Hasta mañana!

 Tomado de la columna de Julio Hernández López, La Jornada, Lunes 1º de junio de 2009